3/8/09

FeaR

... Y de pronto, ahí estaba Él, salió de una oscura esquina, de la nada, y apenas pude reaccionar ante su presencia, pues no estaba preparada para ello. El temor se apoderó de mí, empecé a temblar, los dientes me castañeteaban, apenas podía sostenerme en pie, y las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Miedo. El Miedo te controla, te domina, te vuelve loco, hasta que ya no puedes pensar, ni actuar, tan sólo esperar que pase. Y cierras los ojos, y te tapas los oídos, y casi te muerdes la lengua por tratar de no respirar muy fuerte. Pero es un esfuerzo inútil, porque una vez que Él te coge, ya no te suelta. E intentas dormir, te acurrucas de tal forma que casi puedes tocarte la nariz con las rodillas, y te dejas ganar, caes rendido, esperando que la luz de un nuevo día se lo lleve, se lo lleve lejos, al menos de momento.

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